martes, 22 de marzo de 2016

Myself.

Querido diario, querida "yo misma", o querido mundo, nunca se me ha dado muy bien describirme pero supongo que lo voy a intentar. Ahora lo pienso y lo veo todo tan lejano. Esos juegos, esas excursiones, los madrugones, las convivencias en el colegio, esa sensación de que sin darnos cuenta crecíamos sin poder pararlo. Esa adrenalina que nos recorría todo el cuerpo al escuchar el timbre de salida, y esas caras de dormidos a las 8 de la mañana. Desgraciadamente en mis historia no todo ha sido color de rosas, yo tuve que vivir el lado dulce y el amargo de la historia de la infancia. Voiví las sonrisas pero también los llantos, viví las inseguridades, sentí lo que era ser diferente. Supongo que de alguna forma siempre me sentí fuera de lugar, diferente, como si nada de aquello fuera conmigo. Me miraba al espejo y no veía a una niña, veía una mujer encerrada que pretendía que todos los demás fueran, pero llena de ilusiones. Ahora he sacado ese otro yo que antes nunca me atreví, pero sin embargo todas las ilusiones, los deseos, los proyectos, los objetivos, por momentos se esfuman.  Y creo que todo se reduce a qué le diría a mi yo del pasado si pudiera decirme algo. Supongo que me diría que viviera el momento, que no perdiera el tiempo mirándome al espejo y castigándome, Que esos años sólo se viven una vez, que nadie es mejor que yo, ni siquiera nadie tiene derecho a decir como soy. Me gustaría poder inyectarme la fuerza que ahora he ganado, me gustaría borrar mis complejos, enseñarme a mí misma que todo eso no importa, que en unos años me daría cuenta qué es lo que verdaderamente importa. Ojalá lo hubiera sabido.
En cambio a mi yo del futuro le diría que siga siendo cada día más fuerte, que jamás piense que ya lo sabe todo, que cada día nos despertamos para aprender algo nuevo. Que espero que haya cumplido todos los proyectos de mi presente, que espero que nunca haya dejado morir a la niña que siempre llevé en mi interior, que ojalá haya encontrado a la persona complementaria a mí, que me gustaría con los años haberme vuelto más fuerte, que no quiero tenerle miedo a la vida, porque al fin y al cabo, ninguno saldremos vivos de ella.
Pero como no podemos viajar al pasado ni al futuro, quedémonos con lo vivido, y con el presente, y con esto comenzaré a contar mi historia, quizás para ponerla de ejemplo de lo que a veces hacemos, lo que a veces hay que hacer, y lo que a veces no. Quien sabe, la vida da tantas vueltas...en fin, empecemos.